Musicoterapia:
ámbitos de intervención

Obstetricia y neonatología
El vínculo entre una madre y su bebé se inicia mucho antes del nacimiento. Los sonidos que escucha y las reacciones emocionales de la madre a estos sonidos comienzan a asociarse. Tras el nacimiento, escuchar estos sonidos y estas músicas que a la madre le gustaban promueven el bienestar del bebé y refuerza el vínculo y la sensación de seguridad.
Ante situaciones complicadas y en ámbito hospitalario, la música puede utilizarse para suavizar la frialdad y el entorno agresivo de las maquinarias, integrando ruidos y estímulos disruptivos en músicas agradables creadas en el momento.

Infantil y adolescencia
Educación especial y neurorrehabilitación
La música, para los niños, es un vehículo de expresión de su individualidad, una forma de ir construyendo su identidad a través de la elección de lo que prefieren escuchar. Respetar, atender y fomentar sus gustos musicales nos acerca a ellos y se convierte en un una forma de comunicación que sobrepasa las posibles dificultades funcionales y cognitivas. Por esto, es una herramienta facilitadora y accesible para la estimulación cognitiva y el trabajo duro; y siempre, desde la diversión y la creatividad.

Neurorrehabilitación
en daño cerebral
La música -los sonidos, el ritmo-, crea y se procesa a través de complejas redes neuronales. Por ello, es uno de los mejores estímulos para promover la actividad cerebral. Además de ser una potente herramienta de comunicación ante dificultades del lenguaje, también facilita la adhesión a los tratamientos en equipo multidisciplinar.

Patologías neurodegenerativas
y crónicas
La música nos permite estimular las capacidades cognitivas de la persona para ralentizar el deterioro derivado de una patología neurodegenerativa y crear espacios de expresión emocional, diversión, creatividad y bienestar. Ayuda a mantener las habilidades sociales y las particularidades de la identidad de la persona.

Oncología
En procesos oncológicos, la música es un vehículo para activar recuerdos vitales positivos y significativos para la persona. La música alivia la experiencia percepción de dolor mediante la activación de mecanismos de neuromodulación endógena y creando un entorno seguro para la expresión emocional.

Cuidados paliativos
Cuando no se puede curar, cuando la muerte se acerca, podemos seguir cuidando a la persona. Cantar las canciones de su vida, recordar y celebrar los momentos hermosos que le han marcado, facilitar un espacio para compartir emociones y expresar unas palabras que con cariño, podremos recordar siempre. Y también, estabilizar las constantes vitales, aliviar la ansiedad y el sufrimiento.

Procesos de duelo
El duelo es un camino arduo e inevitable. Es duro tener que despedir a una persona querida, alguien que nos importa y con la que ya no podemos compartir las futuras experiencias. El duelo es el aprendizaje de una vida en la que ya no está, expresar lo que sentimos e imaginar nuevas situaciones es un buen comienzo, desde un lugar seguro, con las músicas que nos unen, respetando los delicados sentimientos que puedes surgir. Poco a poco, desde el cariño, la aceptación y la serenidad, podemos transitar el duelo.

Comunicación, escucha y liderazgo
Algunas habilidades sociales y de relación con uno mismo y los otros requieren cierto trabajo para dominarlas con la máxima eficiencia. En gestión de equipos, en el día a día, en el diálogo con la pareja, los amigos, la familia, los compañeros... La comunicación es la base del desarrollo personal, la expresión del ser humano. Cuando aparecen algunas dificultades, cuando los retos superan las capacidades, la música, como lenguaje no hablado, puede ser la mejor forma de ejercitar la comunicación.

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